El apropiacionismo crítico, supone una radicalización de los recursos de la cita, la alusión o el plagio que caracteriza la práctica artística posmoderna, la cual implica una actitud de revisión de toma de conciencia de la influencia de los sistemas de exposición y comercialización.
En la práctica apropiacionista pos moderna lo que opera es la re ubicación contextual de las obras que orienta hacia la reflexión sobre el arte, hacia las esferas de los social y político; se distinguen una practica positiva o afirmativa, pos modernismo conservador y crítico.
Las prácticas museísticas se basan en apropiaciones de la materialidad física de obras de arte en museos o espacios de exposición institucional, en ellas se dará confluencia entre la práctica de producción creativa y el análisis de la recepción.
El objetivo principal del apropiacionismo crítico es determinar en que medida el discurso institucionalizado sobre el arte, determina el trabajo efectivo con la obra. La estrategia es, contener el museo en vez de ser contenido por el, presentarlo en vez de ser presentado por el.
Un artista apropiacionista, interpreta el papel del mediador institucional.
Las reproducciones de obras del pasado, las repeticiones de gestos, tratan de localizar el sentido de la tradición cultural a través de una multiplicidad de signos representacionales.
La apropiación pos moderna, niega: originalidad, autenticidad, expresión, liberación o emancipación; cuestiona: las formas tradicionales de representación e interpretación de las obras (tradición, influencia, desarrollo y evolución).
Se apropian de la institución, la convierten en campo de operaciones. La experiencia estética queda revelada así como manifestación política, desviada y re localizada en los margenes de la historia y el conflicto social.
L.H.O.O.Q” (1919) es una copia de “La Mona Lisa” de Leonardo Da Vinci. |
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